El pueblo que sobrevivió a una masacre amenizada con gaitas

09.09.2014 00:14

Alberto Salcedo Ramos inicia esta crónica con un párrafo que introduce al lector, de una forma muy concisa y acertada, a una visión de cómo se construye la historia en Colombia. El suceso relatado, tiene como protagonistas a los paramilitares que toman a la población civil sin piedad alguna. Este  aconteció en el pueblo El Salado en el departamento de Bolívar, una mañana del viernes 18 de febrero de 2000:

‘’Sucede que los asesinos –advierto de pronto, mientras camino frente al árbol donde fue colgada una de las sesenta y seis víctimas- nos enseñan a punta de plomo el país que no conocemos ni en los libros  de texto ni en los catálogos de turismo. Porque, dígame usted, y perdone que sea tan crudo, si no fuera por esa masacre, ¿cuántos bogotanos o pastusos sabrían siquiera que en el departamento de Bolívar, en la costa Caribe de Colombia, hay un pueblo llamado El Salado? Los habitantes de estos sitios pobres y apartados solo son visibles cuando padecen una tragedia. Mueren, luego existen. ’’

Los que murieron en la masacre cometida por los paramilitares, simplemente ya no están. ¿Acaso los sobrevivientes, familiares y demás, no son también víctimas? Secuelas que quedaran para el resto de sus vidas y son puestos a un lado por la memoria de Colombia, ‘’habitantes de un país terriblemente injusto que solo reconoce a su gente humilde cuando está enterrada en una fosa’’.

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